"Mis Goyas o Picassos cuelgan en grandes museos"

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"Mis Goyas o Picassos cuelgan en grandes museos"

Notapor Martin Dee Wan » 17 Oct 2019, 13:03

David Merino entrevista y presencia por primera vez en televisión cómo trabaja Francisco García Lora, falsificador de cuadros que pasó casi 5 años en la cárcel por sus imitaciones de Goya, Van Gogh, Rembrandt y Dalí, entre otros.



Hablamos sobre la identidad y la importancia del estilo con el pintor Guim Tió y seguimos el proceso de certificación de una obra en los museos y en las casas de subastas. También vemos cómo trabaja la Unidad de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil y la actividad de Factum: una empresa dedicada a copiar obras de arte digitalmente para su conservación.

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Francisco José García Lorca tenía un gran futuro como pintor hasta que entró en la mafia de los traficantes del arte. Tras pasar varios años en la cárcel, cuenta cómo operaba.

Era un honrado artista licenciado en Pintura hasta que se pasó al lado oscuro de la mafia de los traficantes del arte y se ‘doctoró’ como un maestro internacional de las falsificaciones de cuadros, con millonario caché. “El mejor”. Francisco José García Lora, paisano del genial pintor sevillano del Siglo de Oro, Diego Velázquez, confiesa en exclusiva a EL ESPAÑOL que con sus carboncillos y óleos ha creado “75 obras de Goya, Picasso, Van Gogh, Rembrandt, Murillo, Monet, Manet, Dalí, Sorolla…”, copias perfectas que están aún colgadas, inadvertidamente, en algunos de los mejores museos y colecciones privadas de Europa como si fueran los lienzos originales. ¿El Prado y el Louvre? “De ese nivel”, dice sin querer confirmarlo pero apuntando qué categoría alcanzaron sus reproducciones ilegales.

Tras cumplir una condena de cuatro años y cinco meses de cárcel por estafa pictórica, declara con orgullo profesional que aún nadie ha detectado dónde están y cuáles son sus ‘obras maestras’. Ahora explica a este diario cómo funciona este mercado negro que mueve fortunas: hacía falsificaciones para coleccionistas que timaban a otros, para amantes del arte que se encaprichaban de la obra de un museo y montaban una operación de ‘restauración’ a fin de pegar el cambiazo, para los que pagan en especie a Hacienda con lienzos ‘ful’… “Por mi primer cuadro, un Sorolla, me dieron cinco o seis millones de pesetas. Por un Goya cobré más de un millón de euros. Mis ‘dalís’ no se descubrirán nunca”, asevera.

–¿Cuántos cuadros falsos pintó?

–Pinté unos 75. Ninguno de ellos lo han detectado aún. Están colgados en colecciones particulares y en museos y organismos oficiales de Europa y América.

–¿De qué autores?

–Van Gogh, Picasso, Dalí, Goya, Manet, Monet, Rembrandt, Murillo, Sorolla…

Cuenta que en el juicio en el que lo condenaron se probó por las transacciones económicas y el “modus operandi” que él pertenecía a una red de falsificadores pero que, más allá de referencias a Picasso, no se pudo concretar qué obras exactas eran las que estaban circulando con su ‘sello’. Aunque él ya ha cumplido hace tiempo su condena por su pasado de falsificador, prefiere seguir manteniendo en secreto su lista de ‘obras maestras’. Da pistas para que el periodista se convenza de la veracidad de su relato. Pero no revela de qué cuadros al óleo y dibujos se trata, dice que tanto por juguetón orgullo profesional, porque le encanta que los espectadores sigan disfrutando de sus copias perfectas creyendo que son las originales, como porque no le conviene destapar del todo “la gran farsa, la gran mentira” del mercado de las obras de arte, donde se calcula que hasta el 40% de las piezas a la venta en el mundo son falsas.

Diez cuadros expuestos en grandes museos
Las bellezas que pintó y que las redes para las que trabajaba colocaron valen centenares de millones de euros siempre que se mantenga la “farsa”. Su valor se reduciría a casi nada si se descubriera el engaño que él nutría con su talento. El prestigio y la riqueza de coleccionistas públicos y particulares, especuladores, inversores e instituciones culturales se desmoronarían si el público y el mercado supieran que tal Picasso, tal Van Gogh, ese Dalí, aquel Goya o este Rembrandt no salieron de sus manos sino de las de García Lora. Asegura que en el juicio “no quisieron averiguar más”. “Había personas con mucho poder político, gente de Patrimonio del Estado de primera línea, que lo pararon. No interesaba tirar del hilo, porque aquí está uno de los mejores museos del mundo, el del Prado, y no interesaba empañar la imagen de España como destino del turismo cultural”, declara el antiguo estafador.

–¿Sus cuadros falsos están colgados en museos?

–De los 75, por lo menos unos veinte son obras mundialmente conocidas, y de éstas, al menos diez están expuestas al público. Hay tres museos en Europa con obra mía, y no sólo una obra. Pinacotecas de primera línea.

¿Cuáles? ¿El Prado? ¿El Louvre? No lo precisa, pero confirma que se encuentran a ese nivel.

Fuente: https://www.elespanol.com/reportajes/20 ... 100_0.html
Imagen “¿Estás listo para creer?” ― MartinDeeWan

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Más de un millón de euros por su 'gran' obra

Notapor Martin Dee Wan » 17 Oct 2019, 13:12

Explica que si no le pagaron más por su Sorolla –el primero de muchos otros– es debido a que el pintor valenciano cotiza a la baja por su prolífica producción y a que de él hay “muchas falsificaciones, pero fallidas”. Que él consiguiera colocar su primer encargo “fue un logro”. El dueño se quedó con su Sorolla auténtico y engañó al incauto comprador dándole la copia de García Lora. Mientras no se supiera la verdad, todos quedaban tan contentos. Sus honorarios dependían de la cotización del maestro al que había que falsificar. Si era de ‘segunda fila’ o ‘primera marca’.

–¿Y cuál es el cuadro por el que cobró más?

–Yo superé el millón de euros. Pero tenía terceros a los que pagar.

–¿De qué autor?

–Un Goya grande. El original estaba en un organismo oficial. Se le dio el cambiazo aprovechando una ‘restauración’. Ahora el mío está allí colgado. El original se vendió por la línea B a un coleccionista particular.

¿Cómo lo hicieron? Francisco García Lora cuenta que “hay muchos caminos” en el mercado del tráfico ilegal de obras de arte falsas y auténticas. Una vía es la que conoció con su primer cuadro de Sorolla, donde se produce un engaño entre coleccionistas. Otra, la del mencionado Goya, es acceder a museos y colecciones con la excusa de una restauración, por encargo de un comprador que se encapricha con una obra determinada. Incluso, añade, patrocinan la restauración de la obra deseada como mecenas, para forzar así la ocasión de acercarse al original y manejarlo. Entonces, García Lora podía entrar y copiar tranquilamente el cuadro auténtico sin esconderse, aparentando si hiciera falta que era un experto que realizaba una réplica de estudio, o que formaba parte del equipo de restauración.

Dice que ha trabajado de noche en museos con personal de vigilancia dándole las buenas noches. Y también de día, a la vista de todos. Las redes de traficantes –por lo menos, aclara, en su época activa antes de 2008– compraban el silencio y la vista gorda de personal de las instituciones con diferentes subterfugios. “Una vez a un intermediario le pagaron 5.000 euros sólo por ponerlos en contacto con el director de un museo”.

En las idas y venidas de la ‘restauración’, se colgaba la copia de García Lora en la pared y se llevaban el auténtico para entregarlo al coleccionista particular que había financiado la operación –y que no era tonto como para dejarse a su vez engañar–. La mayoría de sus clientes eran “españoles y americanos”, algunos “famosos” y todos “gente exquisita, muy culta”. Como en una comedia de enredo donde al final no se sabe quién es quién, uno de los coleccionistas –español– que encargó uno de esos cambalaches secretos disfrutaba luego íntimamente enseñando en su casa el cuadro original hurtado, pero tenía que decirles a las visitas que se trataba de una copia magnífica para no delatarse en su delito, puesto que el cuadro supuestamente original seguía colgado en el museo.

Cuenta que algunas veces daban el cambiazo “aprovechando un traslado de la obra” cuando salía en préstamo para su exhibición fuera de su hogar habitual. El antiguo copista clandestino destaca que otro destino para los cuadros falsos, en su época y ahora, es servir a quienes saldan sus cuentas con Hacienda, por deudas o herencias, pagando con ellos en especie. “En una sola ocasión me ha pasado que un Sorolla mío lo usaron para pagar a Hacienda sabiendo que era falso. Otras veces, el cliente ha pagado después a Hacienda con cuadros míos, pero creyendo que eran auténticos”.


–¿A qué más autores ha falsificado?

El otro Velázquez se lo piensa y avanza un poco más:

–A Sorolla lo he pintado mucho. Goya, más de uno. De Manet, dos; de Monet, cuatro. Monet era un reto, porque tenía el hándicap para mí de que pintaba a veces con los dedos, dejaba su huella. De Van Gogh debo ser más discreto, pero son obras suyas menores. También de la escuela costumbrista sevillana, que son pintores muy buenos pero de menor proyección en el mercado: García Ramos, Gonzalo Bilbao, Bacarisas, que es un autor excelso, con unas tintas planas maravillosas. Esos van a particulares muy concretos. De Murillo, me costaron mucho trabajo sus dorados y sus empastes.


Mucho mejor se le daba, agrega, el estilo pictórico de Salvador Dalí, al que admite que se dedicó con ahínco.

–Hay tantas falsificaciones de Dalí, tantas y tan malas... Él ya en vida tenía sus ‘negros’ pictóricos que le hicieron una cantidad de obras en sus años de decadencia, cuando ya no podía hacer hiperrealismo. Pero mis obras de Dalí jamás se sabrán. Dalí destaca por su dibujo, pero su color y su pintura son fáciles de hacer. Una vez que tienes resuelto su dibujo, te da pocos problemas. Mis ‘Dalís’, que son de primera línea, están colgados como auténticos en organismos oficiales y colecciones particulares en América y aquí, entre ellos un coleccionista americano que le compraba al Thyssen.

–Pero, ¿quién certifica los cuadros como auténticos?

–Hay una ‘expertización’ oficial. Pero es fácil colársela. La mayoría de los ‘expertos’ certificadores tienen un gran desconocimiento. Hay gente que se aprende el abecedario y se cree Cervantes y les pagan [por sus informes de certificación] como Cervantes, y son analfabetos en el mundo del arte. Hay un español que hace ‘expertizaciones’ e incluso libros y es un desastre. Se la he colado más de una vez.


¿Se acuerdan de La migliore offerta de Giuseppe Tornatore?
Excelente película del italiano con Geoffrey Rush, Sylvia Hoeks y Donald Sutherland.


Playlist: https://www.youtube.com/playlist?list=P ... Rj6GsuRr0-
Imagen “¿Estás listo para creer?” ― MartinDeeWan

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